Abandono, del latín bandum y disere. De acuerdo a los rituales de iniciación, el aspirante debe desprenderse de todas las joyas, armas, dinero y cualquier objeto de valor que porte en ese momento, y entregárselos al hermano Terrible, Preparador o Experto. Este abandono de todo lo que tiene valor material simboliza el desprendimiento que debe tener todo francmasón, que sólo debe aspirar a su perfeccionamiento moral y abandonar los vicios. Esta es una práctica heredada del antiguo Egipto para quienes eran iniciados en el sacerdocio. Los pitagóricos, los esenios y otros grupos esotéricos de la antigüedad también se desprendían de sus bienes en beneficio de su colectividad.
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